Era su enésimo momento en blanco en sepa Dios ya cuanto tiempo. Pese a ser acérrimo defensor de lo práctico, en esta ocasión le hubiera gustado tener una vieja Olivetti en lugar del portátil encendido sobre la mesa. O mejor aún, emborronar de tinta un montón de papeles para después arrugarlos y encestarlos en una papelera a rebosar. Y llamarse Segismundo que era un nombre como muy de tragedia lírica, y no Antonio Sánchez, que, lo mires por donde lo mires, no acompañaba para nada a la desgracia de la desinspiración. Un hombre vulgar delante de un ordenador vulgar. Y aún así, incapaz de escribir siquiera una receta de cocina. En otros tiempos, con cuatro palabritas apresuradamente hilvanadas regalaba oídos y sacaba a cambio bocas. En otros tiempos. Ahora, aquella sonrosada chiquilla que borracha de sus versos le regalaba vergüenzas, ya no tan chiquilla, le voceaba desde la cocina; ¡Antonio, deja ya de perder el tiempo y baja de una vez a cenar!
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18 comentarios:
Y es que llega un momento en que tenemos todo dicho.
Cuando era una cría me gustaba mucho ese nombre, Antonio, seguramente porque conocía un chico guapísimo con ese nombre. Ahora, lejos de aquella imagen, me parece un nombre aburrido ...pero menos que Manuel.
:S
¿y Paco?
Las musas son esquivas, de naturaleza se sabe, pero la única forma de atraparlas es mediante la constancia.
Segismundo Portaferro, que así se llamaba el joven aprendiz de escritor, primer amanuense a media jornada del ilustre Sr. Colsada, renombrado columnista de El Imperial, lo tenía claro; o ellas acaban conmigo cerrando el grifo, o las amaestro y me cantan al oído igual que un jilguero...
Continuará... a lo mejor.
¿No?... (Sonrío)... Con lo espabilá que tú eres!
No quiero ser politicamente incorrecta ni que me tildaran de machista, los dioses blogueros me libren, pero al tal Antonio, mas que ir buscando musas, le hacía falta un cambio de mujer. No hay mejor musa que una vida cotidiana bien elegida.
Un besazo
bueno, todos tenemos esos momentos en los que tenemos mucho que contar pero nada se nos viene a la cabeza, no?
me alegro de saber de si y pasar por esta casa nueva!!
besos
Pues tal como lo leo..es una pena esa decadencia en la relación¡¡
Pero llámese Juan o Antonio,en el fondo de cada uno,está la palabra.Esta se duerme ,se anestesia como producto de tanta monotonía?de tanto cambio?Y un dia,respirará y volverá a escribr,olvidando la maquina antigua,y pensado que, a pesar del cambio,las musas no hacen la cena.
Besucos Elena.
Re-tornando sin saber hasta cuando¡
Gó
el miedo a la página en blanco es lo peor del mundo. pero yo soy un poco como antonio, y no me rindo.
aunque espero que no me hagan volar.
ja ja ja
el tiempo acaba pasando de cantar ese lunar que tienes cielito lindo junto a la boca a.....
a ver si te operas esa verruga guarra!!!
Pero ese hombre debería saber que el tiempo es circular: si antes fue, luego volverá a ser.
Elena, un placer conocerte. ¿Quién fue tan amable como para hablarte bien de mí?
Y que mas da?
escribir donde sea, incluso en el aire, que el viento se puede llevar.
Saludos!
Yo a ese proceso le llamo “control de calidad”. En cualquier comienzo –también en el de escritor- pasamos por un fase donde escribimos muchísimo, luego, nos damos cuenta que perfilando por aquí y retocando por allá, el texto nos queda mejor.
A posteriori no nos conformamos con cualquier historia, no, no, ni mucho menos -para eso ya están los demás-, y el proceso de creación se va alargando cada vez más.
No sé que viene después, si es que viene algo, yo me he quedado ahí. Pero de momento, creo, que todo funciona como tiene que funcionar.
Un abrazo escritora.
-Jordi-
Otra vez será, pero espero que esa otra vez sea pronto.
Un enorme beso
Me alegro te guste la nueva decoración de mi casa, estoy practicando con las plantillas y ya le voy encontrando el tranquillo.
Las olivettis. Su música, inigualable. Pero si sabes tratarlas bien, las musas viajan mejor por la www.
salu2
... Horas pasaba Segismundo pluma en mano tratando de convencerlas. Las más de las veces, aquellas se resistían -muy propio de sus veleidades- negándoles la palabra adecuada, la frase idónea o la expresión ideal. Esos días, inquieto y fatigado, a Segismundo le daban las tantas tratando de pertreñar un párrafo con gusto o un renglón con sentido, provocándole a su voz tanta tensión, insomnio y dolores musculares varios, que hacían que la siguiente jornada matutina en el despacho del Sr. Coslada, resultara todo un tormento...
Continuará... a lo mejor.
Nunca aprenderé eso de almacenar en las épocas de vacas gordas para cuando vengan las flacas. Así que siento mucha simpatía hacia Antonio Sánchez, y le deseo una temporada corta de estrecheces (de todo tipo).
Besos.
P.D. Yo conozco a un Antonio Sánchez, al que apodábamos el Pescaílla, incapaz de escribir nada también, pero con una auténtica camada de críos y un repertorio de piropos soeces (como buen albañil) que ni te cuento.
Que comienzo a ponerme al dia, nena.
Paloma.
Pobrecito.
Se le fundieron los plomos con el windows.
Beso.
¡ Salud !
Todos los que nos sentamos delante de una hoja en blanco... de un "Archivo->Nuevo" de Word... sentimos, como el Antonio de tu historia, que la primera frase es primordial y que a pesar de todo las cosas no son como empiezan sino como terminan.
Por todos "los Antonios" que posan las manos en el teclado y miran ausentes buscando la inspiración.
Enhorabuena por tu blog!
Junta-Letras
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