miércoles, 8 de julio de 2009

Maldito.

Maldito verano. Lo dice mientras se abotona los puños de la camisa, se ata la respiración con su corbata y calza los zapatos para salir con su maletín a sudar los cuarenta grados que ya a primera hora la ciudad le regala.
Maldito verano. Lo dice mientras saca el extracto de su cuenta y pasa de largo el escaparate de la agencia de viajes de su barrio, aquella que reza; este verano, viajar está al alcance de su mano.
Maldito verano. Lo dice cuando Lola huele a crema y se le resbala graciosamente del hombro el tirante.
Lola. Maldita Lola.