lunes, 13 de abril de 2009

La puerta.

La puerta era sencilla, sin relieve, de madera y barnizada, sin otra particularidad que la chapa bajo la mirilla. Una puerta, hubiera pensado ella si la sangre no se le hubiera helado al tropezarse con la casualidad de su nombre grabado en la chapa. Casilda Alegre. Hay pocas personas que se llamen Casilda Alegre, y muchas menos puertas. La encontró al resguardo de una calle cochambrosa de paredes sucias y balcones oxidados. Una puerta limpia. La miró como si se enfrentara por primera vez al espejo y decidió que era suya. Se acercó, la acarició y pegó la oreja esperando escuchar algo que le resultara familiar o revelador. Nada. No se oía nada. Ni siquiera el trajín de lo doméstico. Pareciera una puerta hueca. Una Casilda hueca. Qué se hace con una puerta que es tuya. Se sintió tentada a llamar, pero le invadió de pronto el pánico de encontrarse ante una estancia vacía. Una puerta con tu nombre debe blindar tus minucias y grandezas, y el vacío era lo más desolador que podía imaginar tras ella, así que, despidiéndose con el temor de no encontrarla al día siguiente, se fue con la intención de pensar cómo y cuándo quería desenvolverla.

Las puertas no desaparecen de las calles de un día para otro y, cuando Casilda Alegre regresaba del trabajo por ese entramado de callejuelas deshechas, la puerta apodada Casilda Alegre estaba en el mismo sitio que el día anterior. Respiró aliviada y pegó de nuevo la oreja. Música. Acordes alegres y risas. Agudizó el oído con el fin de encontrar frases, palabras y voces, pero sólo oía las risas. Se sintió optimista y orgullosa de poseer una puerta como esa. Quiso llamar, entrar y henchirse diciendo, mirad, esta es mi puerta y todo el jolgorio que encierra soy yo, pero, ¿y si no era realmente su puerta? Imaginó una Casilda Alegre, más alegre, más guapa y más viva que ella, diciéndole con voz encantadora y una sonrisa en los labios, cómo pudiste, Casilda, pensar que esta puerta era tuya. Definitivamente no era un buen día para entrar.

No llovía el día que Casilda Alegre se paró por enésima vez frente a su puerta, pero bien pudiera haberlo hecho. La primavera pugnaba por reventar en los balcones de la enrejada callejuela pero la madrugada de insomnio había torturado a Casilda con todas las horas en punto y el espejo había sido sátiro esa mañana. La triste Casilda Alegre. Hoy la vida era una mierda y cualquier puerta hubiera guardado nadiesmequiere y estoysolaenelmundo. No obstante, siguiendo su costumbre, pegó la oreja a la madera. Era tan sutil, que a Casilda le costó hilar el sonido de un llanto. No era un llanto a pulmón, sino uno de esos discretos, de los que se lloran cuando ya se ha llorado mil veces. De los que tatúan una pena dejando una arruga amarrada al ojo. Anegado el ánimo, Casilda Alegre compuso todos sus nudillos en un puño hueco. Toc, toc.


14 comentarios:

pepa mas gisbert dijo...

Toc, toc ¿se puede? Que difícil es llamar a tu propia puerta y encontrarte contigo o lo que es peor, no encontrarte.

Besos de alguien que conoce a una Casilda pero que lamentablemente no es Alegre

Tesa dijo...

Qué triste.
Es imposible deshacernos de lo que somos, de la posesión del yo mismo.
Mira que suena cursi mi coment, ahora que releo, pero no borro ná.
:)

iliamehoy dijo...

Puede que no fuera alegre, pero si valiente; conocerse o reconocerse
podría ser uno de los derechos de los que escasamente hacemos uso.
Sonrío y me asusto, cómo no...

Juanjo Montoliu dijo...

Me ha encantado el relato por todos los significados que le veo. A tu Casilda le apedillaría yo valiente porque hace falta valor para adentrarse en una casa donde reina la tristeza. Mucho más si es la nuestra.

Besos.

Arcángel Mirón dijo...

Todos tenemos cosas guardadas, y no sabemos que las tenemos. Me refiero a recursos, a auxilios, a instintos de supervivencia.

Casilda Alegre reconoció su propia puerta sólo cuando oyó un llanto. Qué triste.
Y qué magnífico, Elena.

Anónimo dijo...

Pues si es que hay mucha gente que se encierra en sus miserias....verdad??

"Pustulosilla Woman"

Anónimo dijo...

Recién descubro que es ud, la que ilustra los banners de una tal "Alma difusa".
Sepa, Espabilà, que son tan sugerentes, sus banners, como sus textos... y que me inspiran, en muchas noches, sus imàgenes tanto como las palabras, en las que me siento, a veces, tan perdida, como esa tal Casilda (eso sî, tal vez ni alegre, ni triste, tan solo,"indiferente", y ademàs...sin mirilla")
Puertas??? Mejor...Portazos!!! es lo que suelo dar.

Saludos y abrazo.

Raúl dijo...

Casilda no es valiente, como dice Juanjo, sino, a veces, mortificante. ¿Por qué no llamó cuando escucho risas? ¿Por qué espero a sentirse mal para encontrar consuelo en un interior también desolado?.

Antonio dijo...

Hay que ver como renunciamos a ser felcies en ocasiones.....Será que nos gusta sufrir? Qué historia más bella. Me ha encantado. Saludos.

Ahora soy Luz... dijo...

Al fin y al cabo Casilda es valiente, todo su deseo es descubrir qué se oculta tras su puerta. Hay algunos que nunca se atreven a llamar, otros que, a pesar de llamar, se marchan corriendo -como cuando éramos pequeños y tocábamos los telefonillos del vecindario-, hay otra clase de otros que llaman, entran y no pasan del vestíbulo por miedo a encontrarse con un montón de posibilidades en sus habitaciones. Yo soy de las que entra hasta el fondo, abre la ventanas y pone la música a tope, que todos se enteren que tras mi puerta existe vida. Yo soy de las valientes, aunque muchas veces me den ganas de cambiar el cartel del nombre de mi puerta por otro en el que pueda leerse: "En Venta" y eso a pesar de la crisis, que conste...

jesus (of suburbia) dijo...

Yo siempre quise llamar, nunca me he atrevido.

Anónimo dijo...

Todos deberíamos marcarnos la obligación de hurgar en nosotros mismos, no para martirizarnos viendo nuestras imperfecciones, sino para conocerlas, asumirlas y si es posible mejorarlas. Tu Casilda es tristemente Alegre, pues siente pena de si misma... y tiene miedo a saber porqué.

Enhorabuena por tu blog!

"Junta-Letras"

Anthergar (Antonio Herrera García) dijo...

Como siempre y en cualquier lugar que escribas, llena de creatividad y sugieres miles de reflexiones. Ahora que regreso a mi blog, abandonado desde hace tanto tiempo, vendré por aqui para visitar a mis Casildas y las tuyas. Besos, bella Elena

Juanma dijo...

¡ Espectacular !
Esto se puede convertir en un delicioso corto, al estilo y estética Ameli.

Besazos.

¡ Salud !