jueves, 7 de agosto de 2008

El colchón.

Dolerá en el alma, pero lo que más incomoda a Jacinta – y a su gesto retorcido me remito – es el terrible dolor de espalda que le provoca la soledad. Claro que piensa en cambiarlo, cada vez que se resiente su endeble soporte vertebral, día sí y día también, pero luego llega la noche y saca su maletín – ese que hace las veces de hombre de variopintos falos –, y tras interpretar a dúo sonatina de gemido y muelle, desecha el canje. Que bastante tiene una con derramarse sola como para renunciar a la compañía de los gritos de su viejo colchón.

11 comentarios:

pepa mas gisbert dijo...

Hoy rescato un viejo dicho colchonero (de colchón, no de club de futbol): a mi plim, yo duermo (o gimo) en pikolin. (espero que se admita publicidad en esta tu casa).

Un beso

P.D. Me voy a probar mi colchón, sola, me temo. Mañana me levantaré seguro con un insoportable dolor de espalda. Que cosas tiene la soledad.

Arcángel Mirón dijo...

Cuando la soledad se instala en la espalda, es más que preocupante. Porque en el alma, es sabido. Pero en el cuerpo... alarma.

Anónimo dijo...

yo soy partidario de los falos de plastico pero mejor aun si se disfrutan en pareja. Me ha gustado el relato sobretodo por su originalidad.

un abrazo.

-Jordi-

Raúl dijo...

Yo no cambio un colchón, amigo, y cómplice de sudores, por compañía estable. Yo, en su caso, le sería de vez en cuando infiel y compartiría hambres en otros colchones, pues variar de superficies es una forma riquisima de sacarle nuevos matices a nuestros gemidos.

Tesa dijo...

Si se trata de dormir, mejor sola.
Siempre.
Mejor las quejas del colchón que las de una.

Embruxo dijo...

para cien gramos de chorizo no es necesario aguantar al cerdo jajajaj
pero me parece un relato muy triste!!!!

un abrazo

Anónimo dijo...

Pues hoy duerme bien... ¿vale?

Yo.

Habibi dijo...

aquí no puedo comentar hoy

Juanjo Montoliu dijo...

Es lo que pasa con los buenos y viejos amigos. Aunque den dolor de espalda, uno no se hace la idea de cambiarlos por nada.

Besos.

Juanma dijo...

Nunca se deben abandonar los buenos entrenamientos. De lo contrario uno acaba sordo perdido y mudo en el arte de gemir.

Otro beso y sigo subiendo.

¡ Salud !

vittt dijo...

derramarse solo en su viejo colchón, es el resumen de demasiadas vidas...
no me hagan caso, la espalda me está matando.